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Requien por un galardon
Gustavo Guerrero
A principios de este a?o, cuando se dio a conocer la composicion del
jurado del XIV Premio Internacional de Novela Romulo Gallegos, muchos
venezolanos sentimos que, sin mediar aviso, se cerraba una larga etapa en la
historia de nuestro principal certamen literario.
Simultaneamente, y con identica brusquedad, parecia abrirse otra u otras que se anunciaban mas inciertas, mas aciagas e inquietantes.
Creado en 1964 para honrar y perpetuar la memoria del autor de Do?a Barbara -y al mismo tiempo como alternativa o contrapeso a la creciente influencia de Casa de las Americas y la politica cultural cubana-, el Premio
Romulo Gallegos habia sido durante cuatro decadas una de las citas mas
prestigiosas de la novelistica de nuestra lengua.
Tal y como lo muestra un interprete sencillamente impresionante, por
el camino de Caracas pasaron en busca de esa distincion el Mario Vargas Llosa
de La casa verde en 1967, el Gabriel Garcia Marquez de Cien a?os de soledad en
1971 o el Carlos Fuentes de Terra Nostra en 1977. Mas recientemente, y para citar otros tres ejemplos, el galardon le fue otorgado a Javier Marias en 1995 por Ma?ana en la batalla piensa en mi, al malogrado Roberto Bola?o en 1999 por Los detectives salvajes y a Enrique Vila-Matas en 2001 por El Viaje Vertical.
Es verdad que los jurados no siempre
estuvieron tan acertados, es verdad tambien que el premio cambio de estatutos y de periodicidad en varias ocasiones, pero no es menos cierto que, en los ultimos cuarenta a?os, habia sido una de las instituciones mas solidas y acreditadas de nuestra republica literaria, un concurso digno, liberal y abierto que, a diferencia de sus rivales cubanos, hacia gala de su
independencia y no exigia ni a jurados ni a premiados una determinada afiliacion politica.
Si estos bien podian ser conservadores, marxistas o socialdemocratas, aquellos representaban, a?o tras a?o, un vivo e impecable ejemplo de pluralismo y diversidad. Baste como boton de muestra el jurado de 1993, en el que alternaron Arturo Uslar Pietri, Lisandro Otero y Fernando Alegria, o el de 1999, formado por personalidades tan distintas como Saal
Sosnowski, Antonio Benitez Rojo, Hugo Achugar y Carlos Noguera.
La edicion de 2005 marco una clara ruptura con esta sana tradicion.
Recuerdo que, cuando se publico la lista de los miembros del jurado, un amigo cubano me comento entre bromas y veras: "Chico, aqui llego el Comandante y mando a parar". Y es que habia que ser ciego, o ingenuo, o de mala
fe, para no ver que, de los cinco miembros del tribunal, tres eran viejos y curtidos guardianes de la revolucion castrista y los otros dos fervientes partidarios del teniente coronel Hugo Chavez Frias y su revolucion bolivariana.
Me pregunto y le pregunto al advertido lector quien puede ignorar hoy, en nuestro orbe literario, cual es la obediencia del ex director de la revista de Casa de las Americas, Anton Arrufat, del antiguo secretario de Neruda, Jorge
Enrique Adoum, y del veterano paladin de la critica marxista, Nelson Osorio. ? Y quien ignora en Venezuela que el profesor Casimo Mandrillo denuncia publicamente a las gentes de izquierda que no aplauden las locuras de nuestro presidente, o que el profesor Alberto Rodriguez Carrucci firma manifiestos a
favor de Castro y viaja a La Habana invitado por Casa de las Americas?
Por primera vez desde su creacion, los cinco jurados del Premio Internacional de Novela Romulo Gallegos constituian asi un solo bloque politico y representaban la garantia de una adhesion sin reservas a la ideologia revolucionaria.
Con ellos, castrismo y chavismo colocaban una bandera en el corazon mismo de una institucion que habia gozado hasta entonces de un margen de libertad envidiable y cuyo prestigio procedia justamente de la irrestricta autonomia de sus decisiones.
No es improbable que las provocaciones de Fernando Vallejo al recibir el galardon en 2003 por El desbarrancadero, hayan precipitado los acontecimientos, obligando a Hugo Chavez Frias a tomar cartas en el asunto
antes de tiempo. Que el colombiano haya tenido el atrevimiento de pronunciar un discurso en Caracas en el que ridiculizaba por igual a Cristo y a Castro, que haya declarado que Bolivar y la Independencia habian sido un mal para nuestros pueblos, y que acabara entregando los 100.000 dolares del premio a la Sociedad
Protectora de Animales, era mucho mas de lo que podian soportar nuestro presidente y su aliado cubano.
En un contexto de vivas tensiones politicas, Fernando Vallejo parecio ofrecerles en bandeja de plata la excusa ideal para meter en cintura al
ente organizador del evento y apoderarse del mismo. Y es que, aunque Hugo Chavez Frias, en la mejor tradicion militar, siente un hondo desprecio por los escritores, no podia permitir que se repitiera el espectaculo de Vallejo ni
otro peor, mas critico y mas peligroso para la ideologia del regimen. De ahi que nada haya sido dejado al azar en la composicion del nuevo jurado, el de estos cinco incondicionales que, tal y como era de esperarse, han cumplido a
cabalidad la mision que se les encargo al dictar su veredicto el pasado 8 de julio en Caracas.
El primer finalista es previsiblemente cubano y escritor de la editorial Letras Cubanas: Jorge Angel Perez, con su novela Fumando Espero; el
ganador, por el contrario, bien habria podido ser una divina sorpresa si nadie se hubiera enterado de que el joven y talentoso Isaac Rosa, autor de El Vano Ayer, no ha escatimado esfuerzos para hacer publicas sus simpatias por el regimen castrista. Aunque su novela es un valiente intento de repensar criticamente la epoca franquista, de seguro el sevillano cree aun, como su amiga Belan Gopegui, que hay dictaduras buenas y dictaduras malas, represiones buenas y represiones malas, presos politicos buenos y presos politicos malos, segun y como.
El verano pasado, al igual que muchos otros criticos y editores, me tome el tiempo de leer su novela y, sin llegar al extremo de decir que es una obra necesaria, nada me impide reconocer que me parecio brillante, y asi se lo
escribi a su traductor frances. Pero con la misma sinceridad tambien digo que,
si es verdad que otro jurado bien habria podido darle el premio, este de los cinco incondicionales no podia no darselo, pues, desde un comienzo, habia sido concebido, dise?ado y preparado no para valorar sin prejuicios una novela, sino para asegurar el triunfo de una ideologia y de aquellos que la apoyan.
Me queda asi la incomodisima sospecha de que otras de las finalistas y, en particular, la excelente novela de Juan Villoro, El Testigo, no hayan hecho aqui sino papel de comparsas; me queda casi la intima conviccion de que,
detras de la decision final, no se oculta ningun "intenso debate estetico".
Termino diciendo algo obvio: todo lleva a pensar que, en su nueva etapa bolivariana, el Premio Internacional de Novela Romulo Gallegos esta
llamado a convertirse en un instrumento para recompensar lealtades y enaltecer
servidumbres, una suerte de sustancioso apendice de los galardones de Casa de
las Americas (no olvidemos que se trata nada menos que de 100.000 dolares). Asi como cayo en su momento la Corte Suprema de Justicia, asi como cayo el Consejo Nacional Electoral y los museos nacionales y tantas otras instituciones del Estado venezolano que no voy a mencionar, asi parece haber caido ahora el
Premio Internacional de Novela Romulo Gallegos bajo la egida del poder personal
de Hugo Chavez Frias y de su maestro Fidel Castro.
No es facil ahogar toda la pena y la verguenza que se siente al ver a estos dos uniformados presidiendo los destinos de un concurso que lleva el nombre de uno los simbolos de la lucha de los intelectuales venezolanos contra el militarismo a lo largo del siglo XX, un hombre que prefirio el exilio, el oprobio y las carceles antes que recibir prebendas de dos de nuestros dictadores mas feroces, el general Juan Vicente Gomez y el coronel Marcos Perez Jimenez.
Los que podemos alzar la voz para decirlo somos conscientes de que no es mucho lo que podemos esperar por ahora del efecto de nuestras palabras. Pero no por ello vamos a dejar de denunciar a los avances del proyecto
hegemonico y autocritico de Hugo Chavez Frias.
Sirvan estas lineas para sentar testimonio. No vaya a ser que ma?ana nos digan que no se sabia lo que estaba ocurriendo en Venezuela.
Articulo publicado en el diario El Pais, edicion del viernes15, julio 2005
Posted by askain
at 12:21 PM ADT
Updated: Sunday, 17 July 2005 1:01 PM ADT